Lanuvio revela orígenes anteriores a los de Roma. El actual centro urbano se levanta sobre la antigua ciudad de Lanuvium, aunque las fuentes sobre sus orígenes son contradictorias. Los primeros datos objetivos la incluyen entre los treinta pueblos de la Liga Latina. En el 338 a. C., tras la última derrota de la Liga contra Roma, perdió su independencia, pero Roma le concedió un trato de favor y el estatuto de civitas cum suffragium a cambio de parte de los beneficios de su importante santuario de Juno Sospita, cuyos restos se pueden visitar actualmente en la acrópolis local.
Tras grandes periodos de esplendor, fue elegida como lugar de residencia por importantes personajes de la época, como Marco Emilio Lépido, Marco Junio Bruto, Augusto y Marco Aurelio; y fue el lugar de nacimiento del cónsul Lucio Licinio Murena y de los emperadores Antonino Pío y Cómodo.
En el año 391, el edicto de Teodosio confirmó la victoria definitiva del cristianismo y la obligación para todos los ciudadanos del Imperio romano de profesar la fe cristiana, lo que supuso el inicio del fin de Lanuvio. La ciudad tuvo que cerrar todos los templos paganos, incluido el Santuario de Juno Sospita, que era un gran atractivo turístico y su principal fuente de ingresos.
En la época medieval, en 1216, el papa Onorio III Savelli se la cedió a los monjes de la Basílica de San Lorenzo fuori le mura (Basílica de San Lorenzo extramuros). Después, pasó a manos de los Savelli, hasta 1410, año en el que se la concedió a los Colonna.
En 1564 fue adquirida, junto a Ardea y Genzano di Roma, por Guiliano Cesarino, marqués de Civitanova Marche. Bajo este linaje y posteriormente bajo los Cesarini-Sforza, transcurrió un periodo de calma y esplendor. Fue embellecida por el genio Carlo Fontana, de la escuela berniniana, por Tommaso Mattei, alumno de Borromini, y por el pintor Giulio Romano, alumno de Rafael.
Durante la Segunda Guerra Mundial sufrió tanto bombardeos marítimos como aéreos que la destruyeron casi por completo.
En la actualidad, es interesante y está bien conservado su rico patrimonio arqueológico, que se compone, además de los restos del Templo, de los hallazgos custodiados en el Museo Civico Lanuvino.
La oferta turística lanuvina la completa un rico calendario de fiestas populares y religiosas, entre las que destaca la interesante y original Fiesta de la Virgen de las Gracias