Asomada a lo largo de la pendiente externa del cráter de Nemi, Genzano domina desde lo alto la llanura, rodeada de tiernas colinas orientadas al sur que van desapareciendo hacia Lanuvio. Hoy es famosa por la célebre «Infiorata», una de las fiestas populares más espectaculares del Lacio, pero en el siglo XVII era la Ciudad del Vino, como atestigua su impactante columna decorada con bajorrelieves de racimos y brotes que emerge de la Piazza Tommaso Frasconi, en el centro de la localidad.
Su historia nos cuenta que, para los romanos, Genzano era Cynthianum, una parada en el trayecto de la Via Appia hacia Velletri y Terracina, pero, sobre todo, la puerta de acceso al lago de Nemi y a su santuario dedicado a Diana. Aunque fue en la época medieval cuando el verdadero pueblo se desarrolló alrededor de la antigua roca, con el tiempo transformada en el majestuoso Palacio Sforza Cesarini. A esta noble familia se debe la actual disposición urbanística de Genzano, basada en un original sistema geométrico de calles a doble tridente: uno arbolado llamado «delle olmate» (de las olmadas) y caracterizado por imponentes avenidas, y uno edificado constituido por las calles Belardi (la calle de «l’infiorata»), Buozzi y Garibaldi, que parten de la central Piazza IV Novembre.